Una vez más
Rodríguez Zapatero salió victorioso del Comité federal del PSOE en el que ni uno solo dirigente puso en cuestión el plan de ‘austeridad’ que acaba de aprobar su Gobierno para paliar el déficit público. Todos se mostraron también de acuerdo con abrir el debate sobre la controvertida propuesta de retrasar la edad de jubilación a los 67años, aunque siempre contando con el consenso de los partidos y agentes sociales. Sólo el madrileño
Tomás Gómez y el castellano- manchego
José María Barreda pidieron que tuviera carácter “voluntario”. En lo que todos coincidieron es en la necesidad de que se expliquen bien estas medidas a los ciudadanos para frenar la desconfianza que comienza a instalarse hacia el PSOE. Este cerrado respaldo a su gestión fue interpretado como un reconocimiento implícito al liderazgo de Zapatero, al que nadie le exigió que aclarar si volverá o no a presentarse en 2012.
Durante la larga reunión a puerta cerrada también hubo voces que pidieron a
Zapatero que “cuidara” las relaciones con los sindicatos para no romper los lazos y el apoyo logrado hasta ahora así como extremara las precauciones para mantener vivo el diálogo social.
Uno de ellos fue
Tomás Gómez quien no pudo no pudo evitar deslizar ácidas criticas a la presidenta del PP de Madrid,
Esperanza Aguirre, protagonista de
un grave desliz verbal el día anterior al tildar de “hijoputa” a un ex consejero de Caja Madrid afín a
Ruiz Gallardón. En contraposición a la “frivolidad” de la lideresa, el secretario general del PSM hizo hincapié en que el PSOE en Madrid “representa la seriedad” y trabaja por un proyecto compartido y de equipo”. “Somos el único partido que garantiza la cohesión social y territorial”.
También el asturiano
Vicente Álvarez Areces alertó del riesgo de “fractura” con los agentes sociales recordando que “son nuestros mejores aliados”. El barón asturiano estuvo de acuerdo en que “es obligada la austeridad presupuestaria”, aunque siempre “acompañada de la defensa de los sistemas públicos para defender a los que menos tienen”. “Hay que hacer un esfuerzo para que la situación política recobre más vida”, sentenció Areces.
Almacén nuclear
Aunque la expectación estaba puesta en ver si se afrontaba la polémica sobre la ubicación del cementerio nuclear, ni Zapatero sacó a relucir el tema ni tampoco el catalán
Daniel Fernández que prefirió centrase en alertar de la “aventura soberanista-nacionalista global” en la que se han instalado CiU y ERC en Cataluña poniendo como ejemplo al Estatut como freno a esta deriva mientras se mostraba optimista del resultado del PSC en las próximas elecciones autonómicas. Fernández también apoyo las medidas del presidente argumentando que “un Gobierno que no estuviera tomándolas no merecería ese puesto” y .criticando de paso al PP: “una oposición que no sabe estar a la altura no debería hacer oposición”, sentenció.
El que sí ‘tocó’ la polémica nuclear fue
José María Barreda quien ratificó su rechazo a que se instale en la comunidad castellano-manchego el cementerio pero reconociendo que la última palabra la tiene el Gobierno de Zapatero que será el que evaluará todas las candidaturas.
Hasta el dirigente del PSOE gallego,
Pachi Vázquez, a pesar de haber perdido el Gobierno se permitió el lujo de pintar un optimista panorama para su partido en las próximas elecciones, alegando que “no podemos permitir que el PP salga inmaculado de la situación de crisis después del deterioro económico que sufre Galicia”, recordando que hay decisiones políticas que corresponden a la Xunta. A su juicio, en la campaña “hay que intentar que visualice la confrontación con la derecha, que predica una cosa y hace lo contrario” por lo que pidió un ‘cierre de filas del partido.
Por su parte, el andaluz
José Antonio Griñán afirmó que la crisis hay que afrontarla “con responsabilidad y liderazgo”, mientras se mostraba convencido de que el mayor granero de votos en las generales vendrá de Andalucía a pesar de los malos augurios de las encuestas. Griñán considero que hay que “consolidar” el sistema de pensiones antes que reformarlo y de alguna manera echó la culpa de la necesidad de abrir ese debate al “aumento de la curva demográfica”.
Una de las intervenciones más celebradas, como suele ser habitual, fue la del vasco
Patxi López quien exigió un debate sobre las reformas “tranquilo, sereno y sosegado”.. También el valenciano
Jorge Alarte pidió abrir ese debate “con valentía, pero con garantías de que se va a alcanzar un consenso” para poder explicar bien lo aprobado a los ciudadanos”
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