Desde el primer momento se pensó que el referéndum negativo con que Irlanda rechazase el Tratado de Lisboa en junio de 2008, no tenía más respuesta que la de la paciente espera, camino de repetir como ya se ha hecho en otra ocasión la misma consulta y esperar que el desenlace esta vez fuera favorable. No hay posibilidad de hacer otra consulta, a pesar de que el líder de la oposición
Enda Kenny del Fine Gael, partido demócrata cristiano ha confirmado que no desdeña la posibilidad de un tercer referéndum si el documento es rechazado nuevamente. Pero lo cierto es que en estas condiciones ya no será posible rectificar, es un sí ó un sí, y eso lo sabe la gente porque si Irlanda conoce de sobra que su gran desarrollo esta vinculado precisamente a la ayuda europea tampoco va a olvidar que en esta crisis su sistema financiero sufrió un colapso del que solo se han librado por la ayuda de la Unión Europea y del Banco Central Europeo que inyectó 120.000 millones de euros al sistema. Tampoco podemos olvidar que Irlanda es asímismo victima del estallido de la burbuja inmobiliaria y que acabará con el 15% de tasa de desempleo.
Por si fuera poco el Consejo Europeo del pasado junio facilitó al máximo la negociación con el gobierno haciendo una seria de concesiones verdaderamente remarcables por no decir excepcionales. Con una gran déficit presupuestario y una deuda publica disparada los partidarios del no ya no están tan activos y el gobierno sabe que es necesario el sí, pase lo que pase en las próximas elecciones con que se enfrenta Irlanda. Así lo ha dicho
Brian Cowen “este referéndum no es sobre política como siempre. Va más allá de cualquier cuestión partidista, organizativa o local. Es sobre el futuro del país”. Por si fuera poco algunas voces han sido claras,
Charlie McCreevy ha advertido sobre una caída radical de las inversiones extranjeras en Irlanda y
Jean-Pierre Audy ha recordado que el Tratado de Lisboa introducirá la co-decisión en materia agrícola y por tanto la preferencia comunitaria por los productor agrícolas, ¿Quién va a defender la carne irlandesa?. Además los partidarios del no utilizaron mucho los malentendidos, ahora les costará más convencer a los irlandeses que fueron muy sensibles a algunas distorsiones que interesadamente se hicieron sobre las consecuencias del Tratado.
Barroso las calificó de “argumentos intelectual y políticamente deshonestos”. Las encuestas han venido manifestando una posición favorable frente a las del año anterior, que en un arco entre el 55% y el 68% de los votos. Vamos a pensar que el resultado se acerque más a la primera que a la segunda de estas cifras. Mis alumnos, un centenar de 3º de Derecho URJC, han dado un 58,9% de sies.
Así que Irlanda dirá sí, pero la fiesta no termina para quienes somos rotundos partidarios del Tratado de Lisboa porque como ya advertimos en estas paginas la semana pasada el Presidente Checo volvería a hacer una maniobra y así desgraciadamente ha sido, el martes un grupo de senadores checos bajo las ordenes del singular
Vaclav Klaus presentaba un nuevo recurso ante el Tribunal Constitucional poniendo en cuestión seis apartados del Tratado de Lisboa que según ellos pueden colisionar con la Constitución checa. Vano intento, el Tribunal Constitucional checo ya se ha pronunciado pero en todo caso esta es una nueva manera con la que el Presidente muestra al mismo tiempo el desprecio a su Parlamento y su falta de aprecio a la construcción jurídica y política de la Unión Europea. Soberbia presidencial que acabará, como acaban todas las soberbias presidenciales, en el retiro y en el olvido. Acaban de dedicarle un poema a una destituida Ministra de Educación de Chile recordando que la arrogancia es altivez, soberbia, prepotencia y ceguera. El Presidente Checo no pretende contentar a nadie, ni de dentro ni de fuera, ni a los rusos ni a los americanos, solo se contempla a sí mismo y le importa un pimiento que su posición sea contraría a la de 470 millones de europeos incluidos los que forman la mayoría actual de su propio Parlamento. Que le vamos a hacer, otra vez Colombey-les-Deux-Eglises.