En un comunicado de prensa difundido por el PP,
Fernández Mañueco informa de que el comité ha decidido dar trámite a la solicitud del Comité Autonómico de Derechos y Garantías de Madrid, en relación con las declaraciones de
Cobo.
Por ello invita a la presidenta del Comité Regional, Cristina Cifuentes, para que, "si lo considera oportuno, explique los fundamentos de su iniciativa". Además, avanza que citará al 'número dos' de Alberto Ruiz Gallardón "para que comparezca a fin de que pueda alegar lo que a su derecho convenga".
Manuel Cobo aseguró que
acatará, como siempre ha hecho, las decisiones que sobre él tome "quien puede tomarlas, que es la dirección nacional del partido y su presidente", y que eso es lo que tienen que hacer todos los integrantes del PP "sin poner ningún tipo de condiciones".
Salvó la votación por los pelos
Esta notificación llega después de que Gallardón sometiera a votación su expulsión como portavoz del Gobierno local ante el grupo popular en el Ayuntamiento de Madrid y Cobo saliera airoso por los pelos.
Obtuvo 19 'noes' al cese y 13 'síes'.
Este respaldo a Manuel Cobo sin embargo no se ha traducido ni mucho menos en que el sector 'aguirrista' del PP de Madrid vaya a dar una tregua al vicealcalde. Miembros de Génova 13 confirmaron que el proceso por el que se pide una sanción para Cobo por sus palabras sigue en marcha. Madrid ha pedido a
Rajoy a través de su Comisión de Derechos y Garantías que "juzgue" si sus palabras son merecedoras de sanción según el reglamento interno de los populares, algo de lo que el entorno de
Esperanza Aguirre no tiene "absolutamente" ninguna duda.
Para los partidarios de la presidenta e incluso para los que no lo son, Cobo -con total permiso y conocimiento de Gallardón, recalcan-, ha ido en esta ocasión demasiado lejos. Si Mariano Rajoy no actúa contra él, Aguirre no se sentará a negociar la presidencia de Caja Madrid ni la candidatura de
Rodrigo Rato a la misma. Sea cual sea la solución, los miembros del partido consultados aseguran que la brecha entre Rajoy, Aguirre y Gallardón es esta vez demasiado profunda como para cerrarse con buenas palabras y vaticinan que la guerra acabará "mal".
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