Es –no hay que dejar demasiado presupuesto en manos de un director, máxime si es genial—casi ‘una de romanos’. Superproducción a lo
Samuel Bronston, pero con menos apariencia de cartón-piedra. Mucho soldado con lanza, mucho judío, mucho cristiano. Y mucho, muchísimo, primer plano de
Rachel Weisz, guapísima pero hierática en su papel de la científica ‘liberada’ Hipatía. La historia, un alegato contra el primer cristianismo, no da mucho más de sí.
Amenábar ha hecho una gran recreación histórica –casi ‘tocas’ la biblioteca de Alejandría--, como corresponde a un gran director. Pero el ritmo es lento y a un profano como quien suscribe le pareció eso: bonita, pero aburrida. A la salida –menudo atasco se formó—había gente a la que le había gustado, pero los aplausos a Amenábar y sus actores, la
Weisz, Max Minguella y
Oscar Isaac, también ellos bastante poco expresivos, fueron, al final, más bien tímidos.
Vea el trailer de la película: