Ibarretxe debe irse

Aunque en el trabajo de investigación de este periódico advertimos de que el interés ciudadano parece estar mucho mas centrado en la 'escandalera' de política-corrupción urbanística-tráfico de influencias-espionaje en Madrid y Valencia que en los resultados electorales en Galicia y País Vasco, lo cierto es que estos resultados van a tener mucha importancia.

Sobre todo, claro, en Euskadi, aunque no falta quien piense, insensatamente, que un mal resultado del PP gallego puede precipitar la caída política de Rajoy. Pero, a nuestro juicio, que Ibarretxe y el PNV, con todo lo que significan cada uno de ellos, puedan tener que abandonar el poder en Euskadi es algo tremendamente importante para el futuro de España en general.

Por eso, pese a la que está cayendo, dedicamos este editorial a ese posible, aunque quizá no probable, relevo. Creemos que un vuelco en Ajuria Enea, colocando allí a un socialista, Patxi López, quizá apoyado por el Partido Popular, tendría una enorme trascendencia. Primero y fundamental, en las relaciones entre Vitoria y Madrid, es decir, entre el gobierno autónomo y el central; que tales relaciones sean armónicas y no agónicas es sustancial para el equilibrio del Estado. Pero también lo es que la lucha contra ETA se realice de una manera coordinada con el Ministerio del Interior y con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, siguiendo una estrategia común: ¿Hay que volver a negociar con ETA?

Una destacada fuente del socialismo vasco cree que el espectacular ascenso del PSE se debe en gran parte precisamente a los intentos, aunque fallidos, que en la pasada legislatura se mantuvieron para acabar con el terrorismo de la banda. Que las transferencias, la educación, la lengua, el cupo, el concierto y un largo 'etcétera' dejen de ser motivo de confrontación y comiencen a serlo de colaboración no es pequeña cosa.

Ninguno de estos avances se producirá con Ibarretxe. El todavía -y quizá, por supuesto, futuro- lehendakari tiene a gala su mala 'relación' con Madrid y con todo lo que Madrid significa. Hasta el punto de que evita en lo posible acudir a la capital y su jefe de prensa, un tal Joseba García Bengoetxea, tiene instrucciones de no dar la mínima oportunidad informativa a los periodistas de Madrid. Unas anomalías que, en términos generales y en beneficio de la propia marcha del Estado, habría que corregir. Este periódico se declara independiente y no-partidista. Pero, por eso mismo, nos podemos permitir, en unos momentos en los que pensamos que se inicia una nueva era para el conjunto de los españoles, decir que ojalá las urnas sugieran a Ibarretxe un "vete ya".