Así,
Soraya Carvajal, realizó un repaso histórico de las migraciones desde 1950 hasta la actualidad. Según sus conclusiones, este proceso se puede dividir en cinco períodos diferenciados. De este modo, entre 1950 y 1973, las migraciones estuvieron marcadas por una etapa de desarrollismo industrial en la que la mano de obra inmigrante procedía sobre todo de los países mediterráneos y de las antiguas colonias hacia las potencias colonizadoras.
El siguiente período, que abarca desde el 74 hasta el 82 estuvo marcado por la crisis económica y el crecimiento de la inmigración clandestina. A partir de 1982 y hasta 1992, países tradicionalmente emisores de migrantes, como España y Portugal, pasan a ser receptores de mano de obra extranjera, al tiempo que crece la demanda de trabajadores en el sector servicios. Además, el colapso del régimen comunista hace aumentar las migraciones procecedentes de la antigua URSS y los Balcanes.
Entre los años 1993 y 2000, la consolidación de la Unión Europea marca el establecimiento de políticas comunes en materia de migraciones y el aumento de las restricciones. Desde el año 2000 hasta la actualidad, se produce, según Soraya Carvajal, una explosión descontrolada de la inmigración. Las causas hay que buscarlas, según esta periodista colombiana, en el ahogo que viven los países del sur por la deuda externa y las normas restrictivas que marcan los países más ricos en materia de comercio. La precariedad de los inmigrantes que trabajan en el norte contribuye también a hacer más ricos a los países receptores, mientras los emisores viven ahogados por situaciones de violencia y un Estado que no atiende las necesidades de la población.
Por otra parte, el brasileño
Rodrigo Cavalheiro, quiso hacer hincapié en la parte más humana de las migraciones y en cómo las personas migrantes son las que más están notando la actual crisis económica. Así, Cavalheiro resaltó que “
al inmigrante le mueve la necesidad de encontrar un trabajo”, cuestión que se ha complicado mucho en el último año.
Cavalheiro quiso centrarse en la historia concreta de un inmigrante brasileño en España, que lleva en torno a un año sin trabajo, de modo que ha notado en sus propias carnes los efectos de la crisis económica antes incluso de que los expertos diagnosticasen el actual contexto de recesión.
De cara al futuro, señala Cavalheiro que los que emigran “
se lo pensarán dos veces”. Al mismo tiempo, pronostica que los flujos se dirigirán sobre todo a países vecinos y que disminuirán las personas que se animen “
a cruzar el charco”.
En clave de actualidad, el periodista brasileño resaltó que el nuevo presidente estadounidense,
Barack Obama, va a tener mucho que decir respecto al destino de miles de personas migrantes. Cavalheiro hizo un llamamiento al diálogo por parte de la Administración de un país, los Estados Unidos, que tiene en su territorio en torno a 12 millones de trabajadores indocumentados.
Por su parte, el portugués
Fernando Rodrigues, comenzó su intervención resaltando que “
uno de los grandes problemas de Europa es el demográfico”. Señaló que la recientemente aprobada directiva de inmigración se basa en una perspectiva ‘eurócrata’, en lugar de en una relación de diálogo multilateral.
Destacó que Europa “
debe ser consciente de la realidad de Latinoamérica”, cuestión que actualmente no sucede, y remarcó la necesidad de una relación de integración y multiculturalismo en la región iberoamericana. Señaló también que, de cara a un futuro inmediato, las formas de hacer política en los Estados Unidos exigirán una actitud distinta por parte de la Unión Europea.
Rodrigues Pereira hizo hincapié además en que el estado social europeo, aunque garantista con los ciudadanos, no lo es con los inmigrantes. Actualmente, señaló Rodrigues, “
la UE es todo menos un territorio de oportunidades (...) el garantismo europeo se ha terminado”. Para terminar, se refirió también al modo en que el actual contexto de crisis económica hace cambiar las reglas del juego de la emigración, de modo que es probable que países que actualmente reciben inmigrantes se conviertan ellos mismos en países emisores de migrantes.
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