La idea de gastarse, en estos tiempos de crisis económica,
un millón largo de euros para traer a un rival de máxima categoría, como la Argentina de
Diego Armando Maradona -en el banquillo, pero suspendido por la FIFA y que ni puede hablar ni sentarse en el mismo-,
Messi, Agüero, e
Higuaín, parecía buena a priori, pero no ha cuajado.
Y así lo admite hasta el propio presidente de la Federación,
Jordi Casas, que ha declarado abiertamente que
"si Cataluña no es capaz de llenar el estadio, quizá nos lo tenemos que hacer mirar". Y es que, al margen de saber con exactitud los ingresos por televisión, para que no hubiera déficit, se necesitaba como mínimo ua asistencia de las dos terceras partes del estadio.
O sea, alrededor de 70.000, una cifra que ya están todos resignados que no se va a alcanzar, ya que se calcula que como mucho serán 40.000 los espectadores, y eso contando con un arreón de última hora a lo largo de la tarde de este martes, pues a primeras horas de la tarde sólo se habían despachado poco más de 36.000.
No es de extrañar tampoco que, con la sinceridad y libertad con que acostumbra a expresarse, el mismo Cruyff haya mostrado públicamente su enorme decepción por esta escasa respuesta de la afición catalana.
"Los jugadores tienen el orgullo y las ganas de venir a jugar, pero están bastante decepcionados, especialmente los del Barça, porque parece ser que su público los deja un poco en seco. Quizá no merezca la pena", afirmó.
Seis azulgrana
Menos mal que, al menos, se espera que los seis jugadores del Barça convocados -
Valdés, Puyol, Piqué -duda, por unas molestias dorsales-,
Xavi, Busquets y
Bojan- además de Messi con su selección- y que ya han regresado de Kuwait, hagan posible otro arreón de última hora.
Aunque, claro, eso sí, no van a estar en las mejores condiciones físicas tras haber aterrizado la pasada madrugada en el aeropuerto del Prat. Y tampoco síquicas, después de las más que justas celebraciones por el reciente título del Mundial de clubes.
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