Gonzalo Martínez Fresneda, abogado. La iniciativa más urgente del nuevo Gobierno sería emprender una reforma constitucional que fije una estructura federal para el Estado español, cerrando definitivamente el problema autonómico. Esa reforma debería modificar también el sistema electoral general, suprimiendo las listas cerradas y estableciendo circunscripciones electorales más ajustadas al número de electores.
En el terreno económico debería poner en marcha una política presupuestaria de mayor gasto social, equiparándonos por lo menos a la media europea en este capítulo. En materia de Justicia, establecer un sistema de elección de los Consejeros del Poder Judicial por sufragio universal de todos los ciudadanos, con mandato improrrogable. Durante toda esta legislatura las encuestas han vaticinado una victoria apretada del PS.
Enrique López López, portavoz del Consejo General del Poder Judicial. La siguiente legislatura gane quien gane, necesita de forma imperiosa volver a la política de pactos y acuerdos entre los dos grandes partidos, que doten a España de la necesaria estabilidad. Es necesario un Pacto Constitucional que cierre de forma definitiva el Modelo de Estado, fortaleciendo la idea de España como una Nación indisoluble, patria común de todos los españoles, así como para reforzar los principios de unidad, autonomía, igualdad y solidaridad. Es necesario volver a una política única en materia de terrorismo que aleje de forma definitiva la negociación como método para luchar contra esta delincuencia, basándose exclusivamente en la unidad y firmeza frente a los terroristas. Es necesario un pacto en materia de inmigración y política exterior, que coloque a España en el lugar protagonista que le corresponde. Y finalmente recuperar de nuevo el consenso en el modelo de justicia, pensando exclusivamente en las necesidades de los ciudadanos.
Pablo Castellano. Sin una ley electoral rigurosamente proporcional, no deformada (cada hombre un voto, igual, libre, directo y secreto), sin primar hectáreas ni consagrados, la representación popular no será democrática y sus instituciones olerán más a oligarquiburocracia que a eso “del pueblo, con el pueblo y para el pueblo”.
Sin una ley de partidos con transparencia y democracia interna, vivos y críticos, que los desprivatice y convierta en medios, instrumentos de participación, para hacer realidad la soberanía de los ciudadanos, sin una administración del Estado, no del Gobierno ni de su partido, servida por funcionarios de capacidad y mérito, sin un poder judicial independiente y responsable, autónomo en sus nombramientos y con objetividad en su promoción, y sin la despartidización o apoderamiento de los instrumentos de control jurídico, político, económico y social no hay democracia ni Estado de derecho, social y democrático. Ni sin responsabilidad política traducible a responsabilidad económica reparadora de abusos, tropelías, delitos, frente al Estado y ciudadanos, la impunidad seguirá siendo la garantía del corrupto.
José Luis Balbín, periodista. Después de aquella inicial transición, dificilísima y prometedora, con baches originales de fondo que todos esperábamos fueran progresivamente corregidos, el camino “progresista en retroceso” de las últimas legislaturas, lleva a desear un futuro menos definible como posible que como utópico. Ahora más que nunca es necesario creer en las utopías devenidas realidad en ciertas etapas históricas.
Para empezar hay que creer en la posibilidad de una verdadera democracia, lejos de la hipérbole en que estamos sumidos. Una democracia, o por menos el camino hacia una verdadera democracia, debe pasar por la interna dentro de los partidos políticos, por la reforma de la ley electoral que conlleve una auténtica representación proporcional de lo que los españoles quieren, por una real separación de poderes… Son mojones imbricados entre sí, que a su vez tienen relación con las circunscripciones electorales o con el sistema democrático piramidal, aunque no de la cúspide a la base, sino al contrario; y que, al menos en un primer momento, harían necesaria una gran coalición, poco atractiva a los dos grandes partidos mientras cada uno de ellos crea que ganará el pulso actual, para lo cual favorecen a los verdaderamente minoritarios con los que se pueden coaligar y en perjuicio de los intermedios, mucho más representativos.
Pedro Altares, periodista. La alternancia en el gobierno no es, no debe ser un punto y aparte sino un signo de continuidad esencial en un país de estabilidad democrática donde las elecciones reflejan el pluralismo político. Lo que supone cambios, que pueden ser importantes pero que no afectan a la esencia del sistema. Así las cosas, en las elecciones del 9 m se juegan causas importantes con arreglo al programa de los diferentes partidos. Citamos algunas: la profundización en el sistema de libertades y las leyes de alto contenido social.
Entre las primeras está la ampliación de la interrupción voluntaria del embarazo, el derecho a una muerte digna, la igualdad sin discriminación alguna de sexo u orientación sexual, la integración, que no la asimilación de los emigrantes, a los que solo se les debe exigir el cumplimiento de las leyes del país que los acoge, la lucha contra las mafias que trafican con los seres humanos, hombres y mujeres, y la denuncia del actual concordato con la Santa Sede entre otras cosas. Sin olvidar algunas cuestiones pendientes que después del 9-M se deben abordar: la ley electoral vigente, el reglamento del Congreso y la reforma del Senado. Sin lugar a dudas existen muchas mas dudas en juego.
Sabino Fernández Campo. Mi deseo para después de las próximas elecciones, cualquiera que sea el partido ganador, es que se produzca una selección de los temas mas importantes para España, y los partidos lleguen a un acuerdo sobre ellos para afrontarlos unidos, con el pensamiento puesto en solucionarlos conjuntamente para el bien general de los españoles.
Nicolás Franco Pasqual del Pobil. Pacificación de Euskadi y cese de la violencia. Incentivar el empleo, especialmente para los jóvenes. Modernización de las infraestructuras, etcétera, para relanzar la economía. Programa intensivo de sanidad tanto pública como privada que abarque a toda la población. Nueva política de vivienda con subsidios al comprador joven e incentivos fiscales al vendedor que abarate los m2 que ofrece. Incentivos al I + D + I y transformación y ayuda a la sociedad de tecnología.
Programas acuíferos realistas y consensuados. Utilización sostenible del medio ambiente, teniendo en cuenta prioritariamente a los agricultores y las sensibilidades y tradiciones de la gente del campo. Ayuda a los países más pobres incentivando inversiones que crean riqueza y empleo local. Una política energética que haga socios a los países que aporten a España productos energéticos de los que carecemos y no a los simplemente especuladores.
Luis del Olmo. Lo más urgente es hacer un país más gobernable y más cohesionado, ya para ello es necesario que los dos grandes partidos de ámbito nacional lleguen a pactos de estado en asuntos tan importantes como terrorismo, seguridad ciudadana, educación, inmigración, infraestructuras, reforma constitucional y nueva ley electoral. Es la única forma de garantizar que en España gobierne el que más votos tenga, sin ceder a las exigencias de partidos bisagra que electoralmente están sobrevalorados.
Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid y diputado en la VIII legislatura. Si el nuestro fuera un país normal y normalizado, el ganador de las elecciones tendría que plantearse en primer lugar y con rigor la situación económicamente delicada por la que atravesamos. El PP -desde su óptica neoliberal- aplicaría las recetas tan queridas por Milton Freedman y el PSOE, quizá, buscaría políticas de corte keynesiano.
Pero es que España tiene un tumor que no aqueja a otros países. Me refiero a los nacionalismos independentistas (referendos de autodeterminación por doquier, saqueo de las arcas del Estado, destrozos de la Constitución, etc., etc.), y ése es el problema que tendrá que afrontar el partido ganador antes de cualquier otro para frenar los ardores guerreros de los Ibarreche, Carod, Mas... si no quiere que el Estado se vaya a pique.
Julio Feo. Sin duda lo primero es eliminar la bronca y la crispación de la anterior legislatura. Hace falta un pacto de Estado entre los dos grandes partidos y todos los que se quieran apuntar, sin exclusiones, para resolver temas como: la sucesión en la Corona. El fin del terrorismo. La inmigración. La reforma de la Constitución. Los estatutos de Autonomía. El tema del agua. Si ganara el PSOE pienso que el Gobierno debe de una vez por todas dejar claro que la Constitución define a España como un país no confesional.
Deberían avanzar en el tema de divorcio, aborto y eutanasia, y en temas de educación aplicar que el que subvenciona decide que se hace con sus subvenciones y por tanto los que quieran recibir dinero de una vez por todas deberán acatar sin bronca las directrices del Gobierno. Habrá que dejar claro que la Iglesia Católica no tiene mas derechos que los Testigos de Jehová, los budistas, los judíos o los mahometanos. Por tanto el Gobierno no tolerara ninguna ingerencia de ninguna iglesia en la gobernabilidad del país. Por ultimo, pienso que si hay un gobierno socialista seria oportuno hacia el final de la legislatura que se cumplieran las previsiones sucesorias de la corona.
Fernando Sánchez Dragó, periodista. La inmigración: nuestro mayor problema, y también el de Europa. Expulsar a todos los ilegales y cerrar a cal y canto las fronteras. Ni un inmigrante más, venga de donde venga. Carpetazo a la Alianza de Civilizaciones y medidas pedagógicas para atajar el multiculturalismo —genocidio contra todas las culturas— y el relativismo ético y estético que de él deriva. Acabar con el intervencionismo económico y social. Reducción del tamaño del Estado y de los impuestos para que el país prospere. Derogación de centenares de leyes inútiles para que la sociedad se esponje. Zafarrancho de privatizaciones, incluyendo la seguridad social y la sanidad pública. Enterrar definitivamente, olvidándolo, cuanto sucedió en la guerra civil.
Nicolás Sartorius, vicepresidente de la Fundación Alternativas. Alcanzar el pleno empleo y reducir la temporalidad en 10 puntos. Llevar el SMIG a 1000 euros al mes. Doblar el gasto en I+D+i hasta situarlo por encima del 2 % del PIB. Aumentar en 50 % la inversión en Educación. Crear alrededor de 500.000 plazas para niños de 0 a 3 años y completar el desarrollo de la Ley de Dependencia. Facilitar viviendas de alquiler a los jóvenes. Suficientes inversiones en Sanidad que eliminen las listas de espera. Situar la lucha contra el cambio climático en el centro de la agenda política. Colocar la acción exterior de España como prioridad en la actividad del gobierno.
Pedro Castro, Presidente de la Federación de Municipios y Provincias, alcalde de Getafe. Al gobierno que salga de las urnas el próximo 9 de marzo le comunicaría que mi principal prioridad, desde la Presidencia de la FEMP, es conseguir que los municipios formemos parte de la organización del Estado. Sentarnos en la misma mesa que las Comunidades Autónomas y negociar los recursos más cercanos a los ciudadanos y ciudadanas simultáneamente. Nosotros, los alcaldes, conocemos las necesidades y peticiones de éstos ya que, además, tenemos que gestionar anualmente actividades para las que no tenemos competencias y en ellas invertimos el 30 % de los presupuestos municipales, unos 6000 euros al año. Pediría dos grandes acuerdos, uno el de la Vivienda Pública y otro el del Empleo.
Javier García, director de Europa Press. Recuperar el consenso básico entre los dos grandes partidos en el único tema que debe estar fuera del debate partidista: la lucha contra ETA. Presentar de forma inmediata un plan de choque económico para intentar minimizar en lo posible los efectos en España de la crisis financiera y económica internacional.
Debería incluir medidas fiscales, de fomento de la inversión y de desregulación de los mercados con el fin de reducir la inflación. Presentar unas líneas esenciales, claras y básicas de cuál será la política del nuevo gobierno respecto a la inmigración: número de inmigrantes aceptable, medidas en origen, planes para los ilegales, etc. Ordenar la relación con los nacionalistas y establecer las líneas rojas: no habrá referéndum, ni en 2008 en el País Vasco, ni en 2014 en Cataluña.
Alfredo Urdaci, periodista. Las prioridades Nacionales para España son para mí muy claras. En primer lugar un consenso sólido para terminar con el terrorismo, derrotar a ETA y apartar la amenaza terrorista que dejará a los nacionalistas en su sitio político, mucho más irrelevante del que tienen ahora. En segundo lugar creo que necesitamos un gran pacto, consenso, sobre la educación. Para alcanzarlo es básico tener un proyecto como nación para esta y las nuevas generaciones; saber cuál es nuestro lugar en el mundo y al que aspiramos. Nos conviene también un impulso importante, serio y sincero, en favor de la investigación y de una Universidad orientada a la consecución de patentes y no que premia el número de publicaciones.
Apunto también la reforma de la ley electoral y el cierre del desarrollo del estado de las autonomías. En terrenos energéticos, ahora tan de moda, es básico el regreso a la energía nuclear.
Rafael Santamaría, presidente de Reyal Urbis. Sintetizar las prioridades para España en la próxima legislatura supone un ejercicio complicado. No obstante, hay que hablar de una serie de medidas que ayuden a corregir o superar los síntomas de desaceleración económica a los que estamos asistiendo en los últimos meses.
Estas medidas de estímulo, que tienen que ir necesariamente por el ámbito fiscal y por el de la intensificación de la inversión pública, deben ir encaminadas a reactivar el consumo y a incentivar la inversión empresarial. En definitiva, a recuperar la confianza con el punto de vista puesto en la modernización económica y en la convergencia con las economías más avanzadas del mundo. Fuera del ámbito de la economía, señalaría conseguir en la próxima legislatura consensos estables y con vocación de continuidad en el tiempo en algunas cuestiones de Estado como el terrorismo, la vertebración territorial o la educación, entre otros.
Víctor Márquez Reviriego, periodista. El siglo XXI pinta mal para la inteligencia. Quiero decir que tengo la impresión de que el número de tontos en el mundo está creciendo en general y también en los gobiernos que los dirigen. Así podemos comprobar que en los de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero la presencia de ministros tontos ha sido superior a la de cualquier otra época de la democracia. Por eso pediría al próximo presidente (sea Zapatero, Rajoy, Llamazares o Rosa Díez) que evite los imbéciles al menos al frente de las carteras de Educación, Interior, Hacienda, Fomento, Asuntos Exteriores, Justicia, Administraciones Públicas... En otros ministerios no es tan importante, pero sería conveniente. Incluso en Cultura es conveniente que figure un idiota, lo cual no es precisamente el caso de mi viejo amigo César Antonio Molina, su actual titular, que sería un buen embajador en Lisboa.
Fernando Martín, presidente de Fadesa-Martinsa. Introducir medidas que permitan recuperar la confianza de los consumidores, promoviendo la seguridad en el empleo, la estabilidad de precios y un tratamiento fiscal adecuado a la situación. Contribuir a superar la crisis crediticia, de forma que la mayor liquidez del sector bancario y financiero facilite el acceso a créditos de empresas y particulares. Apoyar de forma decidida a los sectores que son clave para la economía española por su capacidad para crear empleo y riqueza: turismo, inmobiliario, ocio… Mejorar la formación en todos sus niveles: básica, media y superior. Incentivar el reciclaje de los profesionales. Apoyar decididamente la investigación (I+D+i) y las nuevas tecnologías en la empresa. Favorecer políticas sociales que permitan un incremento sostenible de la población.
En el ámbito inmobiliario, apostar por políticas que faciliten el acceso a la vivienda, mediante la promoción de viviendas con algún tipo de protección, adaptadas a las demandas reales de los ciudadanos españoles y ofreciendo además sistemas de acceso diferenciados: alquiler, alquiler con opción a compra. Articular los mecanismos que permitan acelerar la evolución en la clasificación del suelo. Articular más y mejores controles contra la corrupción. Favorecer sistemas de control de todas esas políticas y medidas introducidas para elevar la confianza de los consumidores.
José Antonio Labordeta, ex diputado por Zaragoza. Las prioridades a mi juicio son: abordar el problema de la recesión económica con medidas estructurales, no con cuestiones puntuales. Resolver definitivamente la cuestión de los trasvases, rechazando cualquier intento de afrontar una transferencia desde el Ebro a otra cuenca y una nueva política del agua. Impulsar las comunicaciones con Francia especialmente por ferrocarril y por el Pirineo aragonés.
Modificar el sistema de financiación de los Ayuntamientos para que tengan recursos económicos suficientes. Desarrollar los pasos para una reforma de la Constitución que avance hacia un Estado federal donde se eviten las discriminaciones de autogobierno y de financiación. Convertir al Senado en una cámara territorial. Afrontar programas especiales para evitar la despoblación y el envejecimiento de amplias zonas del interior, como ocurre en Aragón, y, de paso, un Plan de Actuación para Teruel, con más recursos económicos y con mayor tiempo de duración.
Carlos E. Rodríguez, periodista. Compromiso de Estado de los partidos de ámbito estatal y de los nacionalistas para armonizar el pluralismo autonómico con la cohesión territorial del Estado. Acuerdo político con los agentes económicos y sociales para llevar a efecto sin demoras las reformas estructurales pendientes, completando la liberalización, de modo que la economía española esté en condiciones de aprovechar al máximo la siguiente fase de recuperación. Plan consensuado de emergencia contra el desempleo, que va en aumento. Compromiso de Estado de todos los partidos en torno a una política avanzada, transparente y segura de inmigración, basada en la legalidad, la integración y la armonía cultural y social.
Frenar la degradación del sistema educativo y recuperar niveles de educación propios de un país europeo moderno. Frenar la degradación de la seguridad ciudadana, erradicando mafias y bandas violentas y maximizando los esfuerzos contra el tráfico de drogas, el blanqueo de capitales y la corrupción política. Restablecer un consenso de máximos en torno a las libertades personales y sociales. Regreso de España a una posición de prestigio y coherencia en el escenario internacional, basada en el occidentalismo, la alianza atlántica y la recuperación de peso específico dentro de las instituciones de la Unión Europea. Salir de la crispación, en la calle y en las Instituciones, con particular atención a que el Parlamento vuelva a ser escenario de debate abierto y constructivo y lugar para encuentros y compromisos. Acometer un cambio de modelo urbanístico que permita una política estable, avanzada, eficaz y viable de vivienda.
Joaquín Bardavío, periodista. Terrorismo y economía, emigración y vivienda. Al terrorismo, parece claro que la política de negociación, a más de inútil, no cala en la opinión pública. Habrá que profundizar en su reconducción al acoso policial y jurídico. La economía, con sus variantes de inflación, salarios y paro, es prioridad que habrá que desarrollar en un marco liberal, sin proteccionismos exagerados y sin impuestos abusivos y por ucase como el rumboso para las clases más favorecidas de la SGAE. La ordenación del flujo migratorio. Y el acceso de los jóvenes a la vivienda, sin asfixia económica o de superficie.
Juan Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza y ex ministro de Justicia e Interior del PSOE. Yo enumeraría cuatro cuestiones importantes que se deben abordar la próxima legislatura: Recuperar el consenso en materia antiterrorista; convertir la política Exterior en Política de Estado; resolver el problema territorial, no en su dimensión autonómica, que ya se ha trabajado sino en su dimensión municipal. Una revisión que debe contemplar la financiación de los ayuntamientos, una asignatura pendiente de la Democracia, y reforma del Senado, que contemple la presencia no sólo autonómica sino municipal.
César Alonso de los Ríos. Periodista. Las prioridades para España en la próxima legislatura a mi entender ya no podrán satisfacerse. El estatuto catalán no va a tener vuelta atrás. Únicamente la tendría si ganara el PP por mayoría absoluta, lo cual es imposible. Me temo, al tiempo que el anuncio de la ‘consulta popular’ propuesta por el lehendakari llegue también a cumplirse. Así pues las consecuencias de la pasada legislatura, a mi entender, van a ser nefastas.
Santiago Carrillo, ex secretario general del PCE. Es que yo pienso que, si gana el Partido Popular, no podrá hacer ninguna de las cosas que yo considero que es necesario hacer. Así que la mera formulación de la pregunta me parece que no se ajusta a mis planteamientos. Yo, aunque no sea del PSOE ni me gusten muchas cosas que se hacen, pienso votar a los socialistas. Porque es o Zapatero o Rajoy, y este significa la vuelta atrás; para que no haya dudas, hasta los niños van a la cárcel con sus planteamientos.
Jorge Verstrynge. Lo primero inmigración cero y devolución de los irregulares. Lo segundo reanudación de las negociaciones con ETA. Lo tercero frente común con franceses y alemanes para obligar al Banco Central Europeo a bajar los tipos de interés. Cuarto obligar a la Comunidad Europea a diferir en el tiempo la desaparición de los déficits presupuestarios. Y política de potenciación de obras públicas.