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Galicia

Galicia: ¡a por las diputaciones provinciales!

viernes 18 de mayo de 2007, 19:54h
Los tres partidos del arco parlamentario gallego, PPdG, PSdG-PSOE y BNG, han conseguido presentar listas en los 318 municipios de la comunidad. Pasado el ecuador de la campaña de las elecciones municipales, todo apunta en la comunidad a que acabarán cumpliéndose los vaticinios de las encuestas.

  De las siete grandes ciudades gallegas (Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela, Lugo, Ourense, Pontevedra, Vigo) los socialistas repiten con mayoría absoluta en dos de ellas (Coruña y  Lugo); vuelven a ser los más votados en Compostela, donde su candidato Sánchez Bugallo, repetirá alcaldía pactando, como en la anterior legislatura con el BNG, favor que, en reciprocidad, agradecerá aúpando a Fernández Lores (BNG) a la alcaldía de Pontevedra.

  Por su parte, el Partido Popular, que mantendrá sin demasiados agobios la alcaldía de Ourense,  se encuentra a sólo un concejal de la mayoría absoluta en Vigo, lo que revalidaría a Corina Porro en el sillón de alcaldesa, mientras que Ferrol es rancho aparte. Nadie, en la capital del antiguo departamento marítimo, logra en solitario una mayoría de gobierno. El actual gobierno municipal de derechas (la coalición del PP de Juncal y los Independientes por Ferrol de Juan Fernández) podría verse desbancado el 27 de mayo por un tripartito, el formado por el PSOE, BNG e IU. Esta última formación, según todas las encuestas obtendría entre dos y tres concejales.

  En cuanto a los centros urbanos de segundo nivel, tampoco habrá demasiadas sorpresas. Se revalidan las anteriores mayorías casi en su totalidad. Se trata del tan gallego mantenimiento de feudos. Los socialistas, pese a que Javier Gago no se presenta a la reelección, tienen perfectamente asegurada la alcaldía de la novena ciudad gallega, Vilagarcía de Arousa, con su nuevo candidato, Enrique León, ex comisario de Policía.

  Como contrapartida, el PP verá a Crespo repetir alcaldía en Lalín. Otro mismo le sucede al Bloque Nacionalista Galego en Allariz (Ourense), su buque-insignia municipal, del que fuera alcalde Anxo Quintana; y también, repitiendo coalición con el PSdG-PSOE, revalida bastón de alcalde Severino Rodríguez en Monforte de Lemos (Lugo).

La Galicia rural

  Resulta, no obstante, más problemática la Galicia rural y profunda. En los pequeños municipios de Ourense y de Lugo es donde se decide la composición y el signo (el pequeño poder de las obras y de las subvenciones)  de sus respectivas diputaciones provinciales. En ellas, al contrario de lo que sucede en las provincias de Pontevedra y A Coruña, el factor demográfico (las ciudades de Vigo, la capital provincial y Vilagarcía, en el caso de la primera; y Compostela, Ferrol y la propia Coruña en la segunda) no es tan relevante

   De ahí la apuesta de José Luis Baltar (PP) en Ourense, por seguir mandando en la provincia. Algo que el cacique Francisco Cacharro Pardo, no verá en lo que fuera su feudo provincial de Lugo. Su sucesor Barreiro (la cara joven y amable del PP lucense) no tiene tan segura la posibilidad de acceder a la presidencia de la Diputación.

  Todo depende, en realidad, de que en algunos municipios pequeños y en otros no tan pequeños, como en la Mariña, donde Viveiro y Foz son, de antiguo, feudos socialistas, se mantengan las actuales mayorías de gobierno. El crecimiento o disminución del número total de concejales podría dar la presidencia de la corporación provincial a los socialistas, con o sin el apoyo del BNG.

Campaña tranquila

  Durante la primera semana de campaña, salvo en contadísimas poblaciones menores, el desarrollo de la campaña ha estado exento de los enconamientos del entorno madrileño. Lo reconocía en conversación privada Emilio Pérez Touriño: “Menos mal que el PP de Núñez Feijóo es otra cosa”. Efectivamente hay ataques y alusiones, pero hasta el propio Mariano Rajoy, abonado a acudir allá donde sus correligionarios pueden revalidar alcaldía, como es el caso de Vigo, aprovecha sus fervorines para tirar por elevación contra el Gobierno central.

  Por todo ello, no es de extrañar que el presidente de la Xunta, muy en la línea de su peculiar carácter, siga cultivando su papel de árbitro, cuando no de reina madre. Acude a mítines sonados por su repercusión, como el de A Coruña, junto a la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, o su mitin en Noia (otra alcaldía segura).

No sucede lo mismo con Anxo Quintana. El vicepresidente de Igualdad y Bienestar de la Xunta, junto con su consejero áulico, el polémico Antón Losada, no pierde comba a la hora de acudir a mítines rurales, donde el BNG no tiene demasiados votantes, ya que su ascensión se debe al voto joven y urbano, más que al de las comarcas rurales, de población mayor, cuyas papeletas van dirigidas a socialistas y populares, siguiendo ya lo que es una clásica constante sociológica.

  Por su parte, Alberto Núñez Feijóo, presidente del PPdG, prima con su presencia aquellos municipios seguros, aunque no le hace ascos –la presencia televisiva, ya se sabe— al mitinear en territorios ajenos. Alguien de su entorno, al ser interrogado sobre la tranquilidad de la campaña del Partido Popular gallego, con gran retranca, afirmó que “para dar caña ya están los de Madrid”. Eso sí, el PPdG cuenta con algunos candidatos (Gerardo Conde Roa, en Santiago de Compostela, y Telmo Martín, en Pontevedra, son los más conocidos) que son promotores inmobiliarios, si bien no en los municipios en los que se  presentan.

  La tranquilidad de la primera semana, la que hace, por comparaciones no siempre odiosas, que pueda hablarse del oasis electoral gallego, no es óbice que, embocada ya la recta final hasta los comicios del 27M, las formaciones en liza no se apresten a preparar la artillería gruesa, de cara a las aspiraciones de controlar las Diputaciones Provinciales, instituciones que, dígase lo que se diga, favorecen, a menos de un año vista de las generales de 2008, el clielentelismo político.

 

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