lunes 05 de marzo de 2007, 12:25h
¿Ministro o candidato? Cabe preguntarse hoy cuando a siete semanas de la primera vuelta Nicolas Sarkozy sigue desplazandose y haciendo campaña en Francia y en el extranjero con su doble chaqueta de candidato y de ministro de Estado. El titular de interior es además el encargado en esta República de organizar las próximas elecciones en las que él mismo va a participar. Ya va siendo hora de que abandone el Ministerio, sobre todo cuando el candidato de la derecha francesa se presenta como el hombre de la ruptura consigo mismo y con su continuidad, es decir la de los gobiernos de Jean Pierre Raffarin y Dominique de Villepin. Con Sarkozy “Todo es posible” dice el candidato tomando el viejo eslogan utilizado antaño por la compañia de ferrocarriles “Avec la SNCF tout est posible”, incluido llegar con retraso.
Ministro de Estado y del interior, tras un breve paso por el Ministerio de Economia, Presidente del Consejo Regional de Hauts de Seine -antiguo feudo en la región parisina del gaullista Charles Pasqua- y Alcalde del municipio “chic” de Neully, Sarkozy declaró precozmente su ambicición presidencial en el 2003.
Chirac –afirman los que le conocen- nunca le ha perdonado la traición de 1995, cuando Sarkozy apoyó con oportunismo la candidatura del entonces primer ministro Eduard Balladur. Pero de aquel fracaso sacó Nicolas conclusiones leninistas: “para hacerse con el poder hay que hacerse primero con el partido”, debe ser por eso que ahora anda citando a Jean Jaurés y a León Blum. A fines del 2004, Sarkozy arrebató la presidencia de la UMP a los amigos de Jacques Chirac.
El fantasma de Balladour lo lleva arrastrando desde entonces este carismático dirigente de la derecha francesa, descendiente de emigrantes -no de los suburbios sino de la aristocracia húngara- de baja estatura y altas ambiciones que cultiva una imagen de hombre deportivo, trabajador y empecinado. En la alta burguesia francesa y en las filas del gaullismo muchos son los que no tragan su look de “nuevo rico” (parvenu) y de caudillo autoritario, mientras que el propio Chirac todavia no se ha pronunciado sobre su candidatura.
Las revelaciones del periódico satírico “Le Canard Enchainé” que destapa a Sarkozy como protagonista de un chanchullo inmobiliario en Neully, caen para él en el peor momento. Se trata de un precio de amigo ofrecido por el promotor privilegiado del Ayuntamiento, que le permitió la suculenta ganancia de 300 mil euros y una plusvalia rápida del 122%.
El “Canard” es especialista en revelar escándalos politicos, que se filtran generalmente gracias a fuentes estilo “Harry un amigo que os quiere”. Su información bien documentada, desmentida ipso facto por Sarkozy, retomada en primera plana por “Le Monde” y “Liberation” me hace pensar en aquel otro escándalo que le costó muy caro a Valery Giscard D’Estaing por un puñado de diamantes, revelado en 1979 por ese mismo semanario. Recordemos que un escándalo relacionado con su vivienda le costó el puesto en el 2005 al entonces ministro de finanzas UMP, Hervé Gaymard. Los hechos que se le reprochan a Sarkozy no serian particularmente graves si se tratara de un empresario de los muchos malacostumbrados a este género de “negocios”, pero para quien afirma como candidato a la Presidencia que “Los hombres políticos no pueden tener autoridad si no son irreprochables” la revelación del “Canard” cae en su campaña como una bomba de relojeria.